Las primeras ciencias que atrajeron la curiosidad de los doctos musulmanes fueron astronomía y las matemáticas.
Su caracter practico, les condujo a dedicarse principalmente a las ciencias exactas.
Se construyeron observatorios en los centros más o menos importantes del imperio islámico: en Bagdad, El Cairo, Córdoba, Toledo y Samarkanda, adquirieron fama bien merecida.
La escuela de Bagdad fue responsable del descubrimiento del moviento de apogeo del sol, la evaluación de la oblicuidad de la elípse y su progresiva disminución y el estudio detallado de la duración exacta del año.
Los doctos de la escuela de Bagdad observaron la irregularidad de la latitud lunar más alta y descubrieron una tercera desigualdad lunar conocida con el nombre de variación, pronosticaron las manchas del sol, estudiaron los eclipses y la aparición de cometas y otros fenómenos celestes.